miércoles, 19 de julio de 2017



Resumen de la lectura
Análisis de las reflexiones de Martí
Su ensayo consiste fundamentalmente en una crítica amorosa a consecuencias inmediatas de la liberación de Hispanoamérica, es una síntesis concreta sobre el tema, de la revelación de nuestro ser esencial, sus sentimientos y conciencia histórica.
En la lectura del ensayo se refiere al destino de los pueblos latinoamericanos:
Los pueblos que no se conocen han de darse prisa para conocerse como quienes van a pelear juntos. Los que se enseñan a puños como hermanos celosos que quieren los dos la misma tierra o el de la casa de la chica que le tiene enviada a la otra o al de la casa mejor han de encajar de modo que se unas las dos manos.
En la lectura que hice los mensajes implica al maestro y al pueblo que le trasmite una clara vigencia de sus reflexiones:
¨ lo que queda de la aldea ha de despertar, estos tiempos no son para acostarse con el pañuelo a la cabeza, sino con las armas de las almohadas, las armas del juicio, trincheras de ideas vale más que trincheras de piedra´´, esta América nuestra debe darse cuenta que, con un regionalismo inútil, jamás llegaremos a ser el pueblo más respetado al que todos aspiramos. Tenemos que hacer causa común, nosotros que compartimos iguales interés que las demás culturas semejantes que han tratado de doblegar desde tiempos inmorales.
Debemos estar unidos más que nunca para que se escuchen nuestras voces tantas veces silenciadas por los poderosos. Es la hora del reencuentro y de la marcha unida y hemos de andar en cuadro apretado como la plata en las raíces de los Andes.
La unión continental solo se logra si en las propias Republicas no existen diferencia de clases y razas. ´´ no hay odio de razas´´. dice Martí porque no hay raza en la lectura del ensayo nunca se especifica si hay varias o pocas. El racismo y el conflicto de aparente de razas se deben a la historia y a desencuentros culturales no hay diferencias ingénitas entre latinos anglosajones indios y negros. Las repúblicas latinoamericanas han de recupera al indio mudo y el negro oteado y al campesino creador marginados por la experiencia colonial antes y después de la independencia para encauzarlos hacia aquella unidad que protegerá al nuevo mundo propuesto por Martí.
El hombre en todo su ser independientemente en sus especificidades y rasgos característicos lo integra a su identidad humana.
En la lectura se menciona lo que es necesario que tuvieran e hicieran los pueblos para garantizar su defensa: ´´ los pueblos han de tener una picota para quienes lo azuzan a odios inútiles, y otra para quien no les dice la verdad a tiempo. Respecto a la raza de Martí dice que ´´ Peca contra la humanidad el que fomente y propague la oposición y el odio entre las razas´´

sábado, 15 de julio de 2017

Origen De La Literatura Ecuatoriana

La literatura ecuatoriana se ha caracterizado por ser esencialmente costumbrista y, en general, muy ligada a los sucesos exclusivamente nacionales, con narraciones que permiten vislumbrar cómo es y se desenvuelve la vida del ciudadano común y corriente.


La literatura ecuatoriana constituye el conjunto de textos literarios escritos dentro de las fronteras de la República de Ecuador, así como el conjunto de textos literarios escritos por escritores nacidos en dicho país pero encontrándose en el extranjero.

Aunque la República de Ecuador, como la mayoría de los modernos estados latinoamericanos, no se forma hasta comienzos del siglo XIX (concretamente, en 1809), la literatura ecuatoriana aglutina también los textos escritos en el territorio que en esa fecha pasó a ser independiente durante la época colonial. De esta manera, habremos de considerar como parte de su literatura, por ejemplo, las crónicas coloniales escritas por descubridores e invasores, así como cualquier otra literatura producida durante la era colonial.

Pasando ya a la literatura ecuatoriana propiamente dicha, o su literatura “nacional”, hemos de decir que al contrario que otros países vecinos Ecuador no cuenta con autores de fama mundial, del tipo de los García Márquez, Borges o Neruda. De hecho, es justo decir que la literatura de Ecuador no es muy conocida más allá de sus fronteras.

Una característica común a toda la literatura ecuatoriana es su naturaleza básicamente costumbrista y, por lo general, unida casi exclusivamente a los sucesos y las costumbres más propiamente locales. Los autores ecuatorianos han querido hacer ver cómo es la vida del ciudadano común, tanto el habitante del campo como el habitante de la ciudad. Jorge Icaza, por ejemplo, es un ejemplo perfecto de cómo los autores ecuatorianos tratan de trasladar a sus lectores con todo el realismo posible a sus mundos creados, que tratan con crudeza (en este caso, en concreto, lo que se reconstruye es el mundo indígena).

En contraposición a Icaza y sus retratos del mundo indígena rural tenemos a Alfredo Pareja Díez Canseco, que destacó como el principal novelista ecuatoriano del mundo urbano y la vida en la ciudad. Demetro Aguilera Malta sigue, por otra parte, la senda de estos dos autores pero centra sus novelas en la lucha obrera y la horrible situación de los trabajadores explotados por sus patrones. Por otra parte, también cuenta Ecuador con una célebre escritora, Alicia Yánez Cossío, que entra muchas obras escribió otro tema clásico de las letras latinoamericanas, las novelas sobre los crueles dictadores de los siglos XIX y XX. En este caso, su novela “Sé que vienen a matarme” se centra en el período de Gabriel García Moreno.
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Época colonial y neoclasicismo
 
 
De escritos antes de la llegada de los españoles, no se tiene ningún registro. Esto más que nada debido a que los incas no tenían un sistema de escritura establecido, por lo que sus leyendas y demás debían ser pasadas de generación en generación. En la época colonial en cambio, existen varios escritos de indígenas ecuatorianos en quechua. El más famoso de ellos es la llamada Elegía a la muerte de Atahualpa, atribuida a Jacinto Collahuazo, un cacique nacido en las cercanías de la ciudad de Ibarra.
Hablando de poesía, el máximo representante en Ecuador para esta época es el padre Juan Bautista Aguirre (1725-1786), nacido en Daule. Su poesía, al igual que la de la mayoria de poetas coloniales, está guiada por modelos españoles y es de temática casi exclusivamente religiosa. Otros poetas coloniales ecuatorianos son Antonio Bastidas y Jacinto de Evia.
El primer periodista ecuatoriano, Eugenio Espejo (1747-1795), de origen mestizo, fue un gran impulsor de la equidad entre clases y razas. también fue un político y escritor destacado. apoyó siempre a la modernización de la medicina en el Ecuador. Pues él mismo tuvo problemas cuando quiso estudiar, por ser hijo de una indígena. Su obra, periodística en esencia, muestra un carácter de guía, aunque al mismo tiempo de rebeldía contra las prácticas coloniales españolas.
Llegando a la época de la independencia, sale a la luz el guayaquileño José Joaquín de Olmedo (1780-1847), poeta de las gestas libertarias de Ecuador y América. Fue un poeta netamente neoclásico y es autor de obras que has pasado a la posteridad, entre ellas el Canto a Bolívar (que fue alabado enormemente por el propio libertador) y la Canción del 9 de octubre (que fue elegido como el himno de la ciudad de Guayaquil).
 

Romanticismo

 
 
El Romanticismo nace en Ecuador de la mano de la poetisa quiteña Dolores Veintimilla (1830-1857), la que exaltó el amor, la lucha contra los prejuicios y una tristeza por amores no correspondidos. Es célebre su poema Quejas, muestra de la gran melancolía que la atormentaba y que la llevaría en última instancia a suicidarse en la ciudad de Cuenca, en 1857.
Otros poetas románticos fueron el quiteño Julio Zaldumbide (1833-1887) y el guayaquileño Numa Pompilio Llona (1832-1907). Éste último gozó de gran fama tanto en Ecuador como en Perú, donde se radicó un tiempo. Fue diplomático en España, Italia, Colombia y Francia, donde llegó a conocer al mismísimo Víctor Hugo.
En cuanto a la narrativa romántica, está el escritor ambateño Juan León Mera (1832-1894), considerado además un clásico en la literatura ecuatoriana e hispanohablante. Su obra maestra, Cumandá, es también una de las primeras novelas ecuatorianas y un límpido símbolo de los ideales del romanticismo. También escribió el Himno nacional del Ecuador y un libro de cuentos, Novelitas ecuatorianas.
En el género del ensayo, Juan Montalvo (1832-1889), es el mayor representante ecuatoriano de todos los tiempos. Sus obras, entre las que cuentan Las Catilinarias, Siete tratados y la novela Capítulos que se le olvidaron a Cervantes. Fue un acérrimo detractor de Gabriel García Moreno y del dictador Ignacio de Veintimilla. De hecho, Montalvo mismo ayudó a sacarlos del poder con sus ensayos, en los que llamaba al pueblo a levantarse y a acabar con la dictadura. A esto se refiere una de sus frases célebres: "Mi pluma lo mató.", en relación a García Moreno, y a Ignacio de Veintimilla apodó como "Ignacio de la Cuchilla".
 

Modernismo

 
 
 
El Modernismo llegó a Ecuador con considerable retraso respecto a los otros países. Razones para esto son las constantes guerras civiles a las que el país estaba sometido a causa de las disputas entre conservadores y liberales. Sin embargo, los exponentes del modernismo en Ecuador alcanzaron un nivel de prestigio muy alto en toda América y aún hoy siguen siendo incluidos en colecciones de poesía universal. Todos tienen como característica haber leído a Baudelaire y a Verlaine en su lengua original, y sus poesías están llenas de evocaciones a la muerte y al misticismo.
Los cuatro integrantes del modernismo en Ecuador fueron los guayaquileños Medardo Ángel Silva (1898-1919) y Ernesto Noboa Y Caamaño (1891-1927); y los quiteños Arturo Borja (1892-1912) y Humberto Fierro (1890-1929). Estos fueron llamados posteriormente la Generación decapitada, principalmente por que los cuatro se suicidaron y por las características en común que compartían sus poesías.
Medardo Ángel Silva fue el más alabado entre ellos, considerado por muchos el poeta más fino que ha tenido el Ecuador, aunque aun así publicó en vida sólo un libro de poesías, El árbol del bien y del mal. Otros poetas ecuatorianos considerados también modernistas son el cuencano Alfonso Moreno Mora (1890-1940) y el manabita José María Egas. (1896-1982).